CRONICAS                                                                                   Crónica
 

 

 

EL RESELLO GUATEMALTECO DE 1894


SOBRE MONEDAS SUD Y CENTROAMERICANAS:

SUS ORÍGENES Y CARACTERÍSTICAS

   J. Roberto Jovel

 ANTECEDENTES
 La producción de moneda en Guatemala data de la época colonial española. De hecho, la Casa Real de Moneda de Guatemala se estableció en 1733. Inició actividades con la producción de moneda macuquina empleando maquinaria usada proveniente de la ceca de la Ciudad de México y troqueles con el diseño de la moneda columnaria redonda. Tales macuquinas, cuyo diseño difiere de las acuñadas en las demás cecas hispanoamericanas, fueron producidas a lo largo de veinte años.

En 1753 se recibió maquinaria adecuada para acuñar moneda redonda acordonada, la que continuó produciéndose con el diseño de la colonia, hasta en 1821, año en que se produjo la independencia de España.

Después de la independencia, la ceca de Guatemala produjo la moneda de la Federación Centroamericana, entidad que agrupaba a los cinco estados de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Cuando sobrevino la ruptura del pacto federativo hacia 1839-1840, la ceca guatemalteca continuó acuñando moneda con el mismo diseño de la Federación hasta en 1851, por razones de pragmatismo y economía.

A partir de 1859 Guatemala adoptó un diseño propio para su moneda, que habría de sufrir modificaciones a lo largo del resto del siglo diecinueve. La producción de la ceca de Guatemala, sin embargo, no fue uniforme a lo largo de dicho siglo. Mientras que bajo la dominación colonial su producción llegó a alcanzar los 500,000 pesos anuales, las guerras con los países vecinos y las resultantes crisis económicas hicieron que aquella se redujera considerablemente.


LAS RAZONES DEL RESELLO

El resello de 1894 tiene como origen cuatro causas distintas, íntimamente relacionadas entre sí: los desbalances entre la exportación y la importación de bienes y servicios en Guatemala,  las debilidades en la producción local de moneda, las diferencias en la fineza de la plata usada para producir moneda de plata, y los cambios en la relación del precio relativo entre  el oro y la plata en los mercados mundiales.

 

LOS DESEQUILIBRIOS EN EL BALANCE COMERCIAL

Al no disponer Guatemala en aquella época de un banco central que regulase la disponibilidad de circulante, ésta última dependía casi exclusivamente del balance nacional entre exportaciones e importaciones de bienes y servicios. Solamente en las épocas en que el valor de las exportaciones de café, cochinilla y otros productos locales excedía al valor de las importaciones de los bienes procedentes de Europa y otros países, se disponía de un excedente que permitía acuñar una suficiente cantidad de moneda para atender las necesidades del comercio local.

 Cuando la economía se encontraba en dificultades – por ejemplo en caso de guerra con los países vecinos, cosa que ocurría con relativa frecuencia – el circulante escaseaba al gastarse en el exterior más de lo que se recibía.

 

LIMITACIONES EN LA PRODUCCIÓN DE MONEDA

 Como ya se señaló previamente, la capacidad física de producción de circulante en la Casa de Moneda de Guatemala era limitada debido a la antigüedad y obsolescencia de la maquinaria. Además, con alguna frecuencia se reducía la capacidad financiera de dicho establecimiento y no podía adquirir el metal base suficiente requerido para la acuñación. Incluso llegó a cerrar operaciones durante algunos períodos de relativamente larga duración.

 

Para ilustrar lo anterior, véase el cuadro siguiente que muestra como varió la producción de moneda hasta unos años antes de producirse la situación que condujo al resello de monedas sudamericanas en 1894:[1] 

Si bien -- como indica el cuadro anterior -- a partir de 1881 se estaba incrementando la producción de moneda, el volumen acuñado era insuficiente para atender las necesidades de circulante de Guatemala. Además, Guatemala surtía de moneda a la vecina República de El Salvador que no contaba con una ceca propia.

 Por dicha razón circulaban en ambos estados monedas de diferentes procedencias, especialmente de aquellos países con los cuales se mantenía un abundante intercambio comercial: México, Perú, Chile, los Estados Unidos de América, Inglaterra y otros países europeos. Debido a las características disímiles de esas monedas, el comercio local se dificultaba enormemente por lo que tanto Guatemala como El Salvador hubieron de dictar decretos y emitir bandos públicos frecuentes para dar a conocer al público la equivalencia de tales monedas del exterior.

Más adelante, en 1889, el gobierno de Guatemala realizó una reorganización interna del personal de la Casa de Moneda con objeto de adecuarla y tratar de aumentar la acuñación.

 Sin embargo, en 1890, el presidente guatemalteco Justo Rufino Barrios decidió acelerar por la fuerza la nueva Unión Centroamericana que había sido acordada mediante largas negociaciones el año precedente, e invadió primeramente a El Salvador, para luego hacerlo con Honduras y los demás países. Sin embargo, perdió la vida en una de las primeras batallas en territorio salvadoreño, y el ejército guatemalteco hubo de retirarse. El costo de la campaña fue muy elevado y se produjo una nueva crisis para la frágil economía guatemalteca. La escasez de circulante se agudizó, situación que la Casa de Moneda fue incapaz de resolver y tuvo que clausurarse temporalmente en 1891.

 A fines de 1892 el gobierno guatemalteco tomó la decisión de modernizar la Casa de Moneda para resolver la escasez. Sin embargo, se estaban produciendo en el exterior cambios importantes en la relación del valor entre el oro y la plata, que habrían de tener una influencia en la situación monetaria guatemalteca, como se verá más adelante.

 

LAS DIFERENCIAS EN EL CONTENIDO DE PLATA FINA EN LAS MONEDAS

 Desde mediados del siglo pasado el contenido de plata fina de la moneda guatemalteca, salvo excepciones, era ligeramente superior al de las monedas de sus principales socios comerciales, como se verá más adelante. Ello habría hecho -- de acuerdo con la Ley de Gresham -- que la moneda guatemalteca fuese más demandada en el exterior y fluyese hacia los otros países, y que las monedas extranjeras de menor valor entrasen al país en su lugar.

 Dicha diferencia en contenido de plata fina varió a lo largo del tiempo, aunque sin ser de muy alta significación. Véase el siguiente cuadro:

 

 De acuerdo con el cuadro anterior, en el período anotado, la moneda guatemalteca de Un Peso tenía un contenido de plata superior en un 2.6 por ciento a las correspondientes monedas de Un Sol (Perú) y Un Peso (Chile), y la moneda mexicana -- que mantenía las normas de la época colonial española -- tenía a su vez un 7 por ciento más de plata fina que la de Guatemala.

 La Ley de Gresham señala que la moneda mala -- en este caso, la de menor contenido de metal -- desplaza y hace desaparecer a la moneda buena. Esto es, las monedas de Sudamérica deberían haber desplazado a la de Guatemala, y ésta última debería haber fluido hacia aquellos países. Siguiendo esa misma ley, la moneda mexicana no debería haber permanecido en los mercados guatemaltecos durante mucho tiempo. Varios investigadores sobre el tema han consignado que dicha situación se produjo durante varios períodos a lo largo del siglo XIX.[3]

 Resulta curioso, sin embargo, que los gobiernos de la época hayan continuado no solamente aceptando libremente las monedas sudamericanas y mexicanas sino cambiándolas a la par del peso guatemalteco. [4] Por esa razón y dado el diferencial tan limitado (del 2.6% solamente) entre las monedas guatemalteca y sudamericanas, este Autor considera que las causas de las faltas de circulante, al menos hasta la década de 1880, fueron debidas más a los factores estructurales de la economía ya citados; esto es, al desbalance entre exportaciones e importaciones.  A partir de entonces, como se verá a continuación, la causa principal de la presencia de moneda sudamericana sería otra,  y de carácter externo.

 

LOS CAMBIOS MUNDIALES ENTRE EL VALOR DEL ORO Y LA PLATA

 Sin duda la razón más importante que originó la llegada de volúmenes muy elevados de moneda sudamericana a Guatemala después de 1885, fue el cambio importante que estaba produciéndose en el exterior en relación con la producción de oro y plata, que no había sido asumidos al interior de Guatemala, donde éste último metal estaba sustancialmente sobrevalorado.

 En efecto, la producción mundial de plata – que había descendido a principios del siglo diecinueve a causa de las guerras de independencia en América Latina – había iniciado un crecimiento sin precedentes. Ascendió de menos de 1,000 toneladas métricas a mediados de dicho siglo, a ligeramente sobre 3,000 en la segunda mitad de los años ochentas, y saltó por encima de las 5,000 a partir de 1891 precisamente. La producción del oro, sin embargo, a pesar de los importantes descubrimientos de yacimientos en California a mediados de siglo, solamente se duplicó en el mismo período anotado. (Véase el gráfico siguiente).[5]

 

 Como resultado de lo anterior, la plata comenzó a perder valor con relación al oro al nivel mundial, como se ilustra en el gráfico siguiente que muestra la variación de la relación de precios entre ambos metales para el mismo período anterior:[6]

 

 

Como puede observarse en el gráfico anterior, a partir de 1871 se produjo una brecha entre la  relación del precio entre el oro y la plata en Guatemala con la  del exterior. No parecía ser muy importante sino hasta  en  1892, cuando la relación al nivel mundial llegó a más de 26:1 en tanto en Guatemala se mantenía en el valor histórico de 15.5:1. A partir de 1894 la brecha se amplió todavía más, al llegar a ser el valor mundial casi el doble del valor interno en Guatemala, que siempre se mantuvo constante.

 Ello, sumado a la escasa producción local de moneda, hizo que fluyeran hacia Guatemala volúmenes muy elevados de moneda sudamericana de plata, provenientes particularmente de Perú y Chile, traídas por los mercaderes ingleses que comercializaban el café y otros productos guatemaltecos en Europa, y que también realizaban negocios en aquellos países sudamericanos.

 El resultado de dicha situación es fácil de comprender, aunque variaba  según se tratara de diversos grupos económicos. Por una parte, los productores del agro guatemalteco – especialmente de café – pactaban en oro los precios de sus artículos de exportación, con lo cual recibían precios justos. Sin embargo, los mercaderes ingleses que comercializaban dichos productos en Europa pagaban a los guatemaltecos con moneda sudamericana de plata, a tasas de cambio entre oro y plata, que seguramente se acercaban – pero que no eran iguales necesariamente – a la prevaleciente en el mercado mundial y que era superior a la que existía en Guatemala.

 Por otra parte, los comerciantes guatemaltecos que importaban bienes para satisfacer las demandas de los mercados locales se veían obligados a pagar tales productos en oro, o en plata convertida a la tasa prevaleciente en el mercado internacional. Los precios de tales bienes para el consumidor eran, por lo tanto, elevados. Además, en la medida en que la relación oro versus plata en el exterior aumentaba con el pasar de los años, sin duda debe haber ocurrido una inflación creciente de los precios.

 Finalmente, el Estado se veía muy gravemente perjudicado en sus finanzas. Luego de que en la década de los ochentas había adquirido en el exterior deudas elevadas para construir el ferrocarril, estaba obligado a efectuar pagos en oro a sus acreedores internacionales. Por el lado de los ingresos, el Estado recibía el pago de  impuestos por exportación e importación – que le generaba la mayor parte de sus ingresos fiscales – en monedas de plata que le entregaban los particulares. Su déficit fiscal era, sin dudas, elevado y creciente.

  

ACCIONES GUBERNAMENTALES ADOPTADAS DESDE 1892 A 1894

 Para buscar solución a dicha problemática, el gobierno designó a principios de 1892 una comisión de especialistas en materia económica y hacendaria. Dicha comisión recomendó que se abandonara el bimetalismo en el sistema monetario, como ya había sido realizado en muchos otros países, y que se prohibiera la exportación de plata acuñada.[7] Sin embargo, se produjeron también opiniones en contra por parte de otros expertos y grupos económicos diversos, lo que provocó largas discusiones que se prolongaron hasta el año siguiente.

 Mientras tanto, las monedas sudamericanas continuaron ingresando al país y generando grandes ganancias para algunos grupos y elevadas pérdidas para otros. La situación fiscal, en particular, continuó deteriorándose. En agosto de 1893, el gobierno del presidente José María Reina Barrios – quien había tomado posesión recientemente – decidió tomar cartas en el asunto al reconocer que “... la baja de la plata, único metal circulante en el país y único en el que se hacen los pagos, causa entre otras alteraciones, la de convertir en ilusorios los presupuestos de ingresos, haciendo difícil en consecuencia cumplir con los compromisos de la Nación”. Mediante decreto aprobado el 1º  de dicho mes, decidió:[8]

 “Artículo 1º. Desde el día primero de Octubre próximo, se pagará en moneda de oro nacional un 10% de la totalidad de los derechos de importación; y cada trimestre, á contar de 1º de Enero de 1894 un 10% más hasta llegar á 80% en el mismo metal.

Se exceptúan de esta disposición los hilos para tejidos, los instrumentos de labranza aplicables á la agricultura, la harina, el trigo y la carne salada.

Artículo 2º. Del impuesto de licores se pagará también desde el 1º de octubre próximo el 25% en oro hasta la época en que se pague por los derechos de importación el 50% en oro, en cuyo tiempo se cubrirá también el 50% en oro del indicado impuesto de licores.

Artículo 3º. De los derechos de exportación será cubierto el 50% en oro nacional desde el 1º de Octubre del corriente año, e igual cantidad se pagará de la contribución sobre inmuebles, siempre que los bienes declarados importen $ 10,000 ó más.

Artículo 4º. Para facilitar los efectos de esta disposición, el Gobierno establecerá un Comité compuesto de personas honorables que extenderá en cantidades suficientes, certificados representativos de oro por 5, 20, 100 y 500 pesos.

Dicho Comité tendrá además las atribuciones siguientes:

A. Seguir el curso de la cuestión monetaria en el mundo é informar oportunamente acerca de ella á la Secretaría de Hacienda.

B.  Fijar cada ocho días, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda, el tipo de cambio de conformidad con el valor que tuviere la plata en el mercado de Londres.

C.  Vender los certificados por moneda de plata al tipo de cambio en el mercado.

D. Invertir las cantidades de plata que ingresen á sus arcas en la compra de oro, que servirá para acuñarlo en moneda nacional conforme á la ley de la materia.

E. Cambiar á su presentación los certificados representativos de oro por moneda de oro nacional ó por plata de curso legal, á opción de los interesados.

F.  Incinerar cada fin de mes los certificados que durante él sean cambiados.

G. El Comité practicará todas sus operaciones bajo la inspección y garantía del Gobierno.

Artículo 5º. Desde el 15 de septiembre del año próximo de 1894 solamente se aceptará en las oficinas públicas la moneda nacional para el pago de las contribuciones.”

 
Sin explicitarlo, el gobierno guatemalteco estaba adoptando el patrón del oro, como ya lo habían hecho la mayoría de los países anteriormente. De los vecinos más cercanos, El Salvador lo había hecho a partir de 1892. Al reconocer que requería de dicho metal, que se producía en limitada escala en las minas nacionales y que se exportaba al exterior, el gobierno emitió un acuerdo complementario el 29 de agosto con el texto siguiente:[9]

 “1º. Desde el día primero de Octubre del corriente año queda prohibida la exportación del oro en pasta o en polvo, por todos los puertos de la República; declarándose en decomiso á favor del Fisco las cantidades que se pretendiere exportar infringiendo esta disposición; y

 2º. Desde la misma fecha, la Casa Nacional de Moneda comprará todo el oro en pasta y en polvo que se presente, al precio que semanalmente fije el Comité que establece el Decreto número 456; y, para el mejor efecto de la presente disposición, ese mismo Comité cambiará también por oro acuñado á la Casa Nacional de Moneda los valores que reciba al tipo que corresponde.”

 A pesar de los acuerdos anteriores, algunos sectores de la sociedad guatemalteca continuaron adversando las decisiones adoptadas. Incluso en septiembre de 1893 un grupo de diputados de la Comisión permanente de la Asamblea Nacional pretendió echar abajo ambos decretos alegando inconstitucionalidad en el proceso seguido por el Presidente Reina Barrios. Este, sin embargo, en forma muy enérgica rebatió los argumentos de los diputados y su competencia para revocar los decretos.

 Teniendo como horizonte el 15 de septiembre del año siguiente para surtir de moneda al país, la Casa de Moneda inició su labor de acuñar circulante nacional, mandando incluso a fabricar troqueles a la ceca de Heaton en Birmingham con fecha de 1894. Se buscaba desplazar a la moneda proveniente del extranjero con la moneda nacional que ya estaba produciendo la Casa de Moneda en el país. Para ello, se dictó en julio de 1894 un decreto gubernativo con objeto de que los tenedores de monedas extranjeras las canjeasen por moneda nacional, fijando un plazo perentorio para ello. Específicamente, el decreto señalaba:[10] 

“1º. Los tenedores de plata chilena, peruana y de otras nacionalidades, ocurrirán a cambiarla por moneda nacional, á la Casa de Moneda, desde el 1º de agosto próximo en adelante.

 

2º. La moneda extranjera que aún quede sin cambiar el día 15 de septiembre próximo, será resellada en el cuño nacional y solo así tendrá curso legal en la República, mientras se reacuña.

 

3º. Desde esta fecha queda prohibida la importación de moneda de plata.

 

4º. Los pasajeros que se internen á la República, podrán importar cantidades que no excedan de trescientos pesos por persona.

 

5º. El gobierno proveerá al país, de la moneda nacional de oro y plata que sea necesaria para las transacciones.”

 La Casa de Moneda comenzó a recibir y canjear las monedas extranjeras que le presentaba el público, y acumuló una gran cantidad de aquellas para refundir y reacuñar con moneda nacional. Sin dudas, la mayoría de ellas eran de origen peruano y chileno, aunque hubiese además algunas piezas provenientes de otros países sud y centroamericanos.

 
 

LAS CARACTERÍSTICAS DEL RESELLO

 En agosto siguiente se aprobó otro acuerdo – suscrito por el presidente Reina Barrios y su ministro de Hacienda y Crédito Público – en referencia al de 10 de julio precedente, mediante el cual se establecían las características del resello que debía utilizar la Casa de Moneda en dicha operación:[11] 

Que para llenar aquel requisito, se coloque en el centro y en anverso y reverso de cada moneda que deba ser resellada, el busto y el escudo de armas de la República destinados á las monedas nacionales de á medio real, con las leyendas que aquellas llevan.”

 El diseño de tales monedas lleva en el anverso la imagen de una mujer, representando a la libertad, sentada y apoyada en un pedestal que tiene la leyenda “30 de JUNIO DE 1871”, en alusión a la fecha del triunfo de la revolución liberal que lidereó Justo Rufino Barrios. La mujer tiene en sus manos una cornucopia llena de los frutos del desarrollo. En la parte superior aparece la leyenda “REPÚBLICA DE GUATEMALA” y en la base se lee la denominación de la moneda “½ REAL”.

 En el reverso se muestra el escudo de armas de Guatemala, rodeado por sendas guirnaldas, con un pergamino en el centro donde se lee “LIBERTAD 15 DE SEPTIEMBRE DE 1821”, la fecha de la Independencia de España. Sobre el pergamino aparece posado el Quetzal, ave nacional guatemalteca.

En la figura siguiente se muestra el detalle del diseño de las monedas de ½ real, antes descrito, que fuera usado por la Casa de Moneda para el resello.

 

Anverso y reverso de la moneda de ½ Real de 1894[12]

 

Los troqueles para las nuevas monedas guatemaltecas aludidas en el decreto habían sido mandados hacer a la ceca de Heaton en la ciudad de Birmingham, Inglaterra. Sin embargo, los usados para el resello no tenían la letra “H” que caracteriza a la ceca de Heaton. La calidad de los troqueles usados para el resello es excelente, razón que permite encontrar especímenes resellados en igual condición.

 

LAS MONEDAS RESELLADAS

 El decreto del 10 de julio de 1894, citado en la sección precedente, señala que se resellarían monedas de Chile, Perú y otros países. Se presenta a continuación una breve descripción de las monedas reselladas que han podido subsistir hasta la fecha, incluyendo piezas de Brasil, Honduras, El Salvador y de la misma Guatemala. Las imágenes aparecen aumentadas a un 160 por ciento del original, para mostrar mejor sus detalles.

  

CHILE

 La moneda chilena con resello fuera del centro. Aparentemente la primera moneda que se reselló con la contramarca bajo referencia fue Un Peso chileno de 1880, correspondiente al tipo denominado KM142.1.

El decreto de julio de 1894 habla de colocar el resello en el centro de las monedas; sin embargo, en este caso la contramarca aparece colocada cerca del borde de la pieza. Ello conduce a pensar que, cuando se hizo el resello  de esta moneda, la ceca de Guatemala no disponía todavía de la maquinaria que habría de utilizar para realizar los resellos en serie. Se trataría, por lo tanto, de uno de los primeros ensayos de la operación de contramarcado. Por dicha razón, esta moneda resellada sería en extremo rara y valiosa.

 

Las siguientes piezas chilenas reselladas se presentarán en orden según el tipo y época de acuñación original.

 

Los Ocho Reales “Rompiendo cadenas” de 1848-1849. Existen piezas chilenas de este tipo (KM96.2), acuñadas en Santiago, que fueron reselladas con la contramarca guatemalteca de 1894.

 

Dado que la contramarca fue puesta 46 años más tarde que la acuñación de la moneda original, combinado con el hecho de que se conocen muy pocas piezas así reselladas, se puede afirmar que habrían sido pocas las monedas de este tipo que fueron contramarcadas en Guatemala. Ello las colocaría en una situación de rareza bastante privilegiada.

 El Peso de 1853-1862, tipo Paloma. Existen monedas de Un Peso correspondientes al tipo KM129, conocido en Chile como Peso Paloma, que fueron también contramarcados en Guatemala en 1894.

 Por la misma razón del caso anterior, en el sentido de que las monedas originales anteceden al resello por más de treinta años, habrían sido muy pocas las que se contramarcaron. El hecho de que se conozcan muy pocos ejemplares de estas piezas reselladas confirma lo anteriormente dicho. Su grado de rareza sería solamente tercero en comparación con los dos tipos anteriores, y el precio de compra sería también relativamente alto.

 Se han identificado piezas reselladas que corresponden a los primeros años de esta serie (1853 a 1855), y no a los años posteriores. Ello podría explicarse, al menos parcialmente, por la relativa menor acuñación de estas monedas en Santiago en los años finales de dicha serie.

 

El Peso de 1867 a 1891, tipo Aguila. Se encuentran con relativa facilidad piezas chilenas de este tipo con la contramarca guatemalteca de 1894. Dicha mayor abundancia relativa, en comparación con los tipos anteriores, se podría explicar por tratarse de monedas de circulación simultánea con la operación de resellado en Guatemala.

 Sin embargo, el grado de rareza varía dentro de la serie en correspondencia al volumen de moneda acuñada en cada año por la ceca de Santiago. Así, las monedas reselladas pertenecientes a los años 1867, 1868, 1890/89 y 1890 serían las más raras, seguidas de las pertenecientes a los años de 1869, 1870, 1871 y 1889. Los precios de estas piezas, dependiendo del estado de conservación tanto de la moneda original como de la contramarca, pueden ser altos.


   

PERÚ

 No hay duda de que las monedas más abundantes que fueron reselladas por Guatemala en 1894 son las procedentes del Perú. Seguramente que la moneda peruana era muy ampliamente usada por los mercaderes ingleses que tenían a su cargo el intercambio comercial de Guatemala con Europa, por lo que dichas monedas aparecen con tanta abundancia en esta serie de resellos.

Las monedas de Un Sol de 1864 a 1894. Se trata de la serie de monedas acuñadas en Lima bajo el tipo KM196, cuya emisión fue muy abundante. Dicha serie se extendió hasta el presente siglo, pero como la operación de resellado ocurrió a fines de 1894 y a principios de 1895 solamente es posible encontrar piezas con el resello que hayan sido acuñadas no más allá de 1894.


 

Dentro de esta serie de monedas contramarcadas de Un Sol existen algunas que son especialmente escasas debido a la rareza de la moneda original. Entre ellas, cabe citar – en orden de rareza descendiente – a las correspondientes a 1864 con la variedad Derteano,[13] 1393/1893,[14] 1883-FN, y 1886-RD. Después de ellas, las correspondientes a 1865-YB, 1873-YJ, 1873-LD, y 1882-FN.

 La pieza contramarcada de 1873-LD es de particular importancia. Ello se debe a que fue acuñada en Santiago de Chile por encargo del gobierno peruano, y posee la contramarca guatemalteca. En esa pieza se conjuga la actuación de tres países hispanoamericanos.

 

En relación con esta pieza tan singular, el distinguido numismático chileno Carlos Torres Gandolfi ha efectuado un excelente trabajo de investigación en fechas relativamente recientes.[15]

 Las monedas de 5 Pesetas de 1880-1882. Existen monedas de 5 Pesetas correspondientes al tipo denominado KM201 que fueron reselladas en Guatemala en 1894.

 Son comunes las correspondientes al año 1880, pero existiendo también – aunque muy escasas – las de 1882, y habiéndose informado que existirían asimismo las de 1881.

 

BRASIL

 Se conoce de una moneda brasileña de 2000 Reais, del año 1875, y del tipo denominado KM475, que fue resellada con la contramarca guatemalteca de 1894.

 Esta moneda tenía una ley de 0.917, lo que sin lugar a dudas fue conocido por los ensayadores guatemaltecos al momento del resello. Ello haría que su poseedor habría perdido en aquel momento parte del valor de dicha moneda, por cuanto la de las monedas que circulaban en Guatemala tenían una fineza de solamente 0.900.

  

EL SALVADOR

 Se conocen algunos ejemplares de monedas salvadoreñas de Un Colón,[16] del tipo denominado KM115.1, entre los años 1892 y 1894, que habrían sido reselladas con la contramarca guatemalteca de 1894. Se trata, sin embargo de piezas bastante raras, al menos como las de los pesos chilenos del tipo Paloma.

 

HONDURAS

 Al igual que el caso anterior, existen algunas monedas hondureñas con denominación de Un Peso que ostentan la contramarca guatemalteca de 1894. Se trata de monedas fechadas 1890 y 1891 pertenecientes al tipo denominado KM52, tan escasas como las salvadoreñas.

 

 

GUATEMALA

 Curiosamente, existen también monedas guatemaltecas que fueron contramarcadas en 1894. Se trata obviamente de errores que se escaparon a los empleados de la Casa de Moneda de Guatemala durante el proceso de resellado de monedas extranjeras, y son extremadamente escasas, difíciles de conseguir y de un valor muy elevado.

 Se ha informado, sin que se haya confirmado, acerca de la existencia de dicha contramarca sobre Un Peso de 1859, perteneciente al tipo KM178, y otra de la misma denominación pero del tipo KM210 y fechada en 1894.

 Existen también monedas de Un Peso de 1869, tipo KM190.1; 1882-AE, tipo KM208; y otra del año 1894-H perteneciente al tipo KM210, que ostentan el resello de 1894. Todas ellas son extremadamente raras y escasas, y su precio es correspondientemente elevado.


El Autor posee en su colección la moneda de Un Peso de 1894 (KM210) cuya existencia ha sido reportada pero no confirmada, como se señala más arriba. Un examen cuidadoso de tal moneda, sin embargo, revela que no existe seguridad de que la contramarca sea efectivamente la de 1894 objeto de este trabajo.

  

CONCLUSIONES GENERALES

 El resello guatemalteco de 1894 fue realizado a fines de dicho año y principios de 1895 en la Casa de Moneda de Guatemala para legalizar la circulación de monedas extranjeras – principalmente peruanas y chilenas – que habían ingresado al país en volúmenes importantes. Dicho influjo de moneda extranjera fue producto principalmente de la combinación de tres factores: en primer lugar, debido a la falta de producción local de moneda ocasionada por una crisis económica interna; en segundo, debido a que la plata estaba sobrevalorada en Guatemala con relación al precio internacional de la misma; finalmente, en tercer lugar, por una ligera variación en el contenido de plata fina entre las monedas gautemalteca y sudamericanas.

 Si bien el gobierno hizo esfuerzos por acuñar moneda suficiente para el consumo local, incluyendo la fundición y la reacuñación de la moneda extranjera, resultó mucho más económico resellar esta última.

 La Casa de Moneda de Guatemala recibió para canjear un total de 3,705,082 pesos peruanos y chilenos, pero reselló solamente 3,248,621 debido a la “mala aligación” de los demás.[17] Ello indica la importancia del volumen de la moneda extranjera que circuló en Guatemala en aquella época, y da una idea del monto de las pérdidas en que incurrió la economía guatemalteca por haber demorado en adoptar las decisiones para modificar el valor interno de la plata. Si se supone que las monedas reselladas entraron al país entre 1891 y 1894, cuando el  promedio de la relación del precio entre oro y plata en el exterior era de 26:1, un cálculo preliminar situaría dicha pérdida en alrededor de los 1.4 millones de pesos.

 Siendo tan abundantes las monedas reselladas – especialmente las peruanas – resulta relativamente fácil para un numismático interesado el poder completar una colección de ellas. Es factible encontrar a precios razonables monedas de todos los tipos, en un estado de conservación muy bueno y buscando incluso las variantes de anverso del resello sobre anverso y reverso de la moneda original.

 Una colección así formada tendría también el valor agregado de estar ligada a un hecho interesante en la historia económica de un país hispanoamericano que no logró actuar con celeridad suficiente para impedir serias pérdidas a su economía debido a la dinámica de los mercados internacionales de metales preciosos en el siglo diecinueve.

 

 

RECONOCIMIENTOS

 El Autor desea expresar su agradecimiento a aquellas entidades que le permitieron el acceso a la información requerida para elaborar el presente trabajo. Entre ellas cabe citar a la Biblioteca del Banco de Guatemala, la Biblioteca Nacional de Guatemala, y a la Biblioteca de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.

 El Autor  dedica este trabajo, como homenaje póstumo, al recientemente fallecido economista principal de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), señor John Ray, quien proveyó valiosas informaciones en relación con los cambios en el valor relativo del oro y la plata en el mundo en el siglo diecinueve, y quien alentó la preparación del estudio. Que el Señor lo tenga en su seno.

 Asimismo, el Autor desea agradecer a los directivos de la Asociación Numismática de Chile (ANUCH) la invitación a publicar el trabajo en sus anales de 1999, luego de haber hecho una breve presentación del mismo durante una reunión celebrada en Santiago de Chile en enero de 1999.

 


[1] Véase al respecto Contreras, J.Daniel, Historia de la Moneda en Guatemala, Segunda parte: Epoca Republicana, 1821-1924, Documento inédito, Guatemala, 1955, y Solís, Ignacio, Memoria de la Casa de Moneda de Guatemala, y del desarrollo económico del país, Ministerio de Finanzas, Guatemala, 1979.

[2] Con relación a este período, véase el Informe del Fiel de la Casa de Moneda de Guatemala, don Benito Muñoz, del 19 de marzo de 1831, citado en la Memoria que presentó al Congreso Federal de Centroamérica el Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda del Supremo Gobierno de la República el 26 de marzo de 1831 en la legislatura ordinaria del mismo año, don Pedro José Valenzuela,  Imprenta Nueva, Guatemala, 1831.

[3] Al respecto, véase Contreras, J. D., Historia de la Moneda en Guatemala, Op. Cit, página 50, y Solórzano, Valentín, Historia de la evolución económica de Guatemala, páginas 322 y 323, México, D.F., 1947.

[4] Al respecto, cabe citar -- por ejemplo --  el decreto de 23 de marzo de 1881, mediante el cual se establecía la paridad entre los pesos de México, Chile, Perú y Venezuela, con el guatemalteco.

[5] Véase Bastable, Charles F., Money, en Encyclopaedia Britannica, Décimo primera edición, 1910.

[6] Bastable, Charles F., Money, en Encyclopaedia Britannica, Op. Cit.

[7] Véase Informes presentados al Ministerio de Hacienda por las personas comisionadas para manifestar su opinión acerca de la cuestión monetaria, por encargo del Secretario de Estado en el referido despacho, Guatemala, agosto de 1892, en Solís, Ignacio, Memorias de la Casa de Moneda de Guatemala..., Op. Cit, página 1695 en adelante.

[8] Decreto No. 456, publicado en El Guatemalteco, Diario Oficial de la República de Guatemala, número 70, año XXIII, Guatemala, 2 de agosto de 1893.

[9] Véase el acuerdo gubernativo publicado con el encabezado Se prohibe la exportación del oro en pasta ó en polvo por los puertos de la República, en El Guatemalteco, Diario Oficial de la República de Guatemala, número 93, año XXIII, Guatemala, 31 de agosto de 1893.

[10] Véase el acuerdo gubernativo del 10 de julio de 1894, en Recopilación de las Leyes de la República de Guatemala, Tomo XIII, páginas 72 y 73, Guatemala, 1895.

[11] Véase el acuerdo gubernativo del 10 de agosto de 1894, en Recopilación de las Leyes de la República de Guatemala, Tomo XIII, página 99, Op. Cit.

[12] La moneda de ½ Real tiene un diámetro de 14.5 milímetros; la imagen aparece agrandada 2.5 veces para mostrar mejor sus detalles.

[13] Se refiere a la variedad que tiene las letras DERTEANO en las monedas que salen de la cornucopia en el escudo de armas.

[14] Se trata de la pieza con el error en la fecha: 1393 sobre 1893.

[15] Al respecto, véase Torres Gandolfi, Carlos, Monedas Hermanas: La amonedación de Soles Peruanos en la Casa de Moneda de Chile en 1873, en Cuadernos de Historia Numismática, número II, 1991, Banco Central de Reserva del Perú, Lima, 1991.

[16] Nótese que estas monedas han sido hasta ahora llamadas Un Peso; sin embargo, su denominación legal era Un Colón desde octubre de 1892. Véase Jovel, Roberto, El Salvador coinage pays tribute to Columbus, World Coin News Magazine, Iola, Wisconsin, Octubre de 1998.

[17] Véase Heiny, A., Informe al Presidente de la República del  Director de la Casa Nacional de Moneda a 31 de mayo de 1896, Guatemala, 3 de junio de 1896, en Solís, Ignacio, Memorias de la Casa de Moneda de Guatemala, páginas 1785 a 1797, Op. Cit.

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